En la región del Gran Caribe, Cuba posee gran interés turístico en su dimensión política e histórica, siendo la última colonia de España en el hemisferio americano. Al transitar del siglo XIX al XX, muchas personas dentro y fuera de la Isla recomendaron fomentar un turismo basado en el clima, las riquezas y las bellezas naturales; pero las fuerzas imperantes se movieron en sentido contrario. La cercanía a la costa este americana, las limitaciones impuestas a los estadounidenses para viajar a Europa como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, la supresión de la lotería y toda clase de juegos en Estados Unidos y la posterior implantación de la Ley Volstead, dirigida a erradicar la producción y expendio de bebidas alcohólicas, fueron variables que influyeron para que los gobernantes cubanos de la época, así como otras fuerzas exógenas, concibieran el futuro de Cuba y en especial La Habana como un gran destino lúdico.
Fue en La Habana del primer cuarto del siglo XX, donde se construyeron grandes y lujosos hoteles prácticamente cada año, para recibir el creciente flujo de visitantes estadounidenses, ansiosos de fiestas, bebidas, juegos y otros entretenimientos prohibidos, los cuales no eran bien vistos por los gobernantes del país norteño.
La crisis económica mundial desatada a partir de octubre de 1929 y la derogación en 1934 de la Ley Volstead, impactaron con fuerza la actividad turística en Cuba durante los años treinta. Fue a mediados de 1934 que un informe de la Foreign Policy Association, desde Estados Unidos, reconocía el potencial del turismo cubano, pero recomendaba cambios en esta actividad, orientándola más hacia la naturaleza, las playas y otras áreas vacacionales. En síntesis, cambiar el patrón hasta entonces reinante en el turismo cubano, alejándolo de los vicios.
El propio presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, declaró a un grupo de miembros de la Unión Social y Económica de Cuba, a los cuales recibió en 1935:
… la corriente de turismo norteamericano puede constituir para Cuba el mejor complemento de compenetración entre ambos pueblos y de resultados económicos efectivos, pero para ello no debería tratarse de atraerlo sobre la base de carreras de caballos, juegos y espectáculos análogos, sino procurando llevar familias que permanezcan en la isla por las atracciones naturales del país, tales como la playa de Varadero, los lugares en que haya aguas termales, además de los deportes (la caza, el golf, etc.) para todo lo cual deben construirse grandes y cómodos hoteles.1
Con un clima tropical agradable durante todo el año, la Isla posee una flora terrestre que se distingue por su riqueza, elevado endemismo y gran diversidad de comunidades vegetales. Entre las formaciones boscosas se destacan los bosques siempre-verdes, los semicaducifolios, el monte seco, los pinares y los manglares. Rica y variada es la fauna terrestre, donde no existen animales peligrosos para el hombre. La avifauna está representada por más de 350 especies, muchas de ellas endémicas; mientras sus arrecifes coralinos son los más conservados del Caribe.
El archipiélago cubano posee unos cuatro mil cayos e islotes, agrupados en las zonas del norte de Villa Clara, Jardines del Rey y norte de Camagüey, por el norte; y Canarreos y Jardines de la Reina por la costa sur. Se inventariarían cuatrocientas playas que suman 500 kilómetros de arenas blancas. La plataforma insular con 70 mil kilómetros cuadrados muestra 850 kilómetros de barreras coralinas, donde se localizan 955 puntos de buceo en 36 zonas protegidas.
En el territorio de la Isla existen 253 áreas protegidas que incluyen: 14 parques nacionales, 20 reservas ecológicas, 10 elementos naturales, 12 reservas florísticas, 23 refugios de fauna salvaje, 8 paisajes naturales y 13 áreas de recursos protegidos. Se reconocen nueve sitios declarados por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad, puestos en valor turístico (Tabla 1).
DESARROLLO Y TENDENCIAS DEL TURISMO EN CUBA
El desarrollo turístico de Cuba, en estos últimos veinte años, ha sido el más dinámico de todas las Américas, a pesar de mantenerse limitados los viajes de los turistas estadounidenses, su mercado natural. El movimiento turístico internacional hacia la Isla se ha consolidado debido a su ventajosa posición geográfica, a la cual se suman sus bellezas naturales y sus fuertes manifestaciones culturales y artísticas, la rica historia y la idiosincrasia de su pueblo.
En estas dos décadas, el indicador llegada de visitantes ha mostrado una tasa de crecimiento promedio anual del 4,2% en que algo más de 45 millones de viajeros internacionales han visitado Cuba en todo este tiempo (Figura 1).
Transcurridos los primeros años del nuevo milenio el turismo internacional en Cuba continuó creciendo, pero con tasas muy inferiores a las exhibidas en la década de los 90. La desaceleración fue mucho mayor en los ingresos generados por la actividad, los cuales crecieron a una tasa promedio anual del 1,7%, mientras que el crecimiento de la cantidad de turistas se comportó a una tasa de 3,6%. Una de las características del modelo turístico cubano es su proyección como un destino casi exclusivamente vacacional, lo cual quedó demostrado en la década pasada cuando el 94,1% de los turistas que visitaron el país lo hicieron motivados por el sol y la playa.
Otra característica del modelo turístico cubano es que su crecimiento ha sido por vía extensiva, es decir, se apoya principalmente en una fuerte expansión en la capacidad de alojamiento, en grandes resorts hoteleros de sol y playa, comercializados bajo la modalidad all-inclusive.
En correspondencia con este desempeño, la oferta turística de la Isla está dirigida hacia las playas, tanto en la comercialización de paquetes turísticos, como en el alojamiento. Esta política está sustentada en que el crecimiento del turismo internacional en estos años el 80% de las llegadas se han concentrado en los segmentos vacacionales de diez mercados principales procedentes de Canadá y Europa, ofertas controladas por los grandes touroperadores que comercializan los paquetes de sol y playa (Tabla 2).
En el caso del mercado canadiense y—históricamente el principal emisor de turistas a Cuba—muy sensible a los precios, presentó una desaceleración a partir de noviembre de 2015, comienzo de la temporada alta, y que se ha mantenido en el primer semestre de 2016, producto de la devaluación del dólar canadiense y el encarecimiento de los precios del paquete turístico. Esta tendencia a la desaceleración pudiera revertirse mediante una política de precios, manteniendo precios preferenciales para los paquetes de sol y playa—todo incluido—dirigidos al tradicional mercado turístico canadiense.
EL TURISMO INTERNACIONAL Y LAS RELACIONES CON ESTADOS UNIDOS.
En estos dieciocho meses, que van de enero de 2015, en que se anunciaron desregulaciones y nuevas licencias para los viajes desde el norte, a junio de 2016, Cuba ha recibido 5.672.698 visitantes internacionales; de estos, 732.868 residentes en Estados Unidos, que incluye a 434.722 cubanoamericanos.
Este desempeño representó un crecimiento en el total de llegadas de un 17,4% en el año 2015 en relación con el año anterior. Al cerrar este primer semestre de 2016, se observa un crecimiento del 11,7% con relación a igual período de 2015, que había aportado un 15,4% con respecto al primer semestre de 2014 (Tabla 3).
Esto demuestra que el nuevo escenario turístico cubano acentúa su cosmopolitismo, al recibir a miles de turistas de todas partes del mundo. Pues ese crecimiento no está dado solo por el arribo de estadounidenses, sino por el efecto de aliento que originó en el mundo la reanudación de las relaciones con Estados Unidos.
En esta etapa, de lento acercamiento entre los dos países, se ha propiciado la llegada de representaciones gubernamentales y delegaciones de hombres de negocios, y la celebración de encuentros que impulsan acuerdos, convenios y proyectos inversionistas, dirigidos al fortalecimiento del sector turístico cubano. Este sector económico resulta el más dinámico en los negocios con compañías internacionales y en asociaciones económicas con capital extranjero. La cartera de negocios del turismo, continuamente renovada, ha concretado más de 80 contratos de gestión y comercialización con 17 compañías hoteleras extranjeras; más otros relacionados con el desarrollo de campos de golf e inmobiliarias, la aeronáutica y las telecomunicaciones.
Estos contratos del sector hotelero incluyen un total de 39.422 habitaciones, que representan el 60,5% del total de los existentes, incluyendo a la estadounidense Starwood, cadena hotelera que gestiona o franquicia casi 5.500 hoteles, en unos 100 países, con un total de 1.072.000 habitaciones, que asume las reconocidas marcas Sheraton, Westin, Courtyard, Residence Inn, St. Regis, Starwood y Marriott. Fuerte presencia en la industria hotelera cubana tienen: Meliá Hotels International con 30 hoteles; Blue Diamond con 14 hoteles e Iberostar Hotels con 12 instalaciones (Tabla 4).
CONCLUSIONES
Sin lugar a dudas, en la medida que paulatinamente se vayan eliminando restricciones para los viajes desde Estados Unidos, se impondrán nuevos desafíos al sector turístico cubano, a toda la cadena de valor y a los gobiernos locales. Esto obligará a todos los actores a trazar estrategias y políticas que con celeridad den respuestas a estos nuevos escenarios.
Estos flujos de viajeros desde Estados Unidos se consolidaran e incluso deberán tener un crecimiento significativo, en la medida en que se normalizan las relaciones cubano-estadounidenses y se supriman limitaciones y restricciones que aún persisten. Esta tendencia incluso puede fortalecerse, debido al aumento de las corrientes migratorias desde Cuba hacia Estados Unidos y Canadá. Esto apunta a la circularidad de los flujos, que se consolida y atrae consigo una mayor demanda de servicios turísticos en un segmento que por naturaleza, debe ser fiel al destino, donde tiene identificadas sus raíces culturales y familiares. América del Norte acoge la mayor proporción de cubanos emigrados, con un 82,2 por ciento, compuesto por los cubanos que residen en Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico; este último, sujeto a las leyes migratorias estadounidenses.
Los recientes anuncios de la reanudación de los vuelos regulares directos desde Estados Unidos a diez aeropuertos internacionales cubanos, facilitan significativamente las visitas a Cuba. Al mismo tiempo, garantizarán la circularidad de los flujos de los cubanos que residen en el vecino país.
Como tendencia interesante, en el corto y mediano plazos, los destinos específicos dentro de Cuba, dejaran de ser los tradicionales polos de sol y playa; con sus grandes resorts todo incluido. Cobrarán importancia los sitios y las ciudades que, como La Habana, atesoran los recursos y atractivos que demandarán los nuevos visitantes, más motivados por la cultura, las costumbres y los espacios de vida, que por el sol y la playa. En estos espacios de convivencia y relaciones humanas, el sector privado está llamado a jugar un rol mucho más activo, que garantice el nuevo consumo turístico y se integre plenamente a la cadena de valor del turismo en sus dos eslabones fundamentales: el alojamiento y los espacios de ocio-restauración.
La distensión en las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos, reafirmadas con la visita del presidente Barack Obama, han resultado en un reacomodo paulatino de los arribos de visitantes internacionales. Los resultados de los indicadores en 2015 y los primeros seis meses del actual año, mostraron crecimientos en la mayoría de los segmentos de viajeros, lo que revela el efecto “push” que representa la reanudación de las relaciones entre los dos países vecinos.
Este nuevo escenario turístico anuncia que la Isla dejará de ser un destino “económico” en cuanto a precios de paquetes turísticos se refiere; motivado por el hecho de que el incremento acelerado de los arribos de turistas estadounidenses y de otros países emisores, registrará un aumento de la demanda y esto limitará tanto la disponibilidad de habitaciones en los diferentes destinos específicos, como la competitividad de los precios. Mientras tanto, el sector turístico cubano espera el levantamiento de las restricciones que le impiden su desarrollo exitoso, confiando en la poderosa fuerza de gravedad de la geografía, del reclamo de la comunidad internacional y del irresistible flujo de la historia.
REFERENCIAS
FOOTNOTES
1. Tomado de: Santamarina, Victor. El Turismo. Industria Nacional. Patronato del Balneario de San Diego de Los Baños. La Habana, 1944.
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