El régimen cubano se sostiene sobre dos pilares: en lo externo su servicio de inteligencia, que penetra, predice e influye en el mundo, y en lo interno, en su gigantesco aparato de contrainteligencia que reprime, controla y amedrenta a toda la población. Aunque a muchos les sea difícil de comprender, la empobrecida isla de Cuba posee el servicio de inteligencia más agresivo y efectivo del hemisferio occidental y su maquinaria de influencia es insuperable. Además, opera con reglas que no tienen equivalente en países democráticos, pues no tiene frenos jurídicos ni organismos fiscalizadores y responde a los intereses de una dictadura sin apego a valores o ideales éticos y dispuesta a cualquier cosa para permanecer en el poder y avanzar sus intereses.
Antes de desertar hacia Estados Unidos en 1989, fui oficial y especialista de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior de Cuba a cargo de las operaciones de inteligencia en Perú, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay y Ecuador. Dirigí operaciones secretas encubiertas y asesoré al gobierno cubano en asuntos de seguridad nacional. Mi último trabajo de fachada como oficial de la inteligencia cubana fue el de representante de empresas del Ministerio de Comercio Exterior de Cuba en Ecuador (1987–1989), lo que me avala mi conocimiento directo sobre el rol de sus servicios de inteligencia en las relaciones económicas internacionales de Cuba.
Cualquier análisis debe comenzar por comprender las profundas diferencias existentes entre el sistema socio-económico-político cubano y el de la mayoría de los países del mundo. En Cuba la economía se subordina en un 100% a los intereses políticos. Las leyes del mercado y la iniciativa privada empresarial son inexistentes y están subordinadas en todo momento al poderoso estado.
OPERACIONES CUBANAS CONTRA EXTRANJEROS
Los oficiales de los servicios de inteligencia cubanos destacados en todo el mundo y los agentes y colaboradores que trabajan para éstos utilizan el “anzuelo” de prometedores negocios en Cuba para seducir a empresarios de todo el mundo, aun cuando tienen consciencia de las limitadas posibilidades que puede ofrecer el mercado cubano. En el proceso de captación de extranjeros se emplea toda una maquinaria de influencia y comprometimiento, usando todo tipo de métodos para lograr hasta su subordinación al gobierno cubano.
La inteligencia cubana con el apoyo del gigantesco aparato de contrainteligencia del país realiza un estudio de los visitantes de interés que comienza desde el mismo momento en que llenan sus solicitudes para la visa de entrada. Desde antes de la llegada del empresario, político, periodista, o cualquier otro visitante se busca cualquier información que pueda existir en sus archivos sobre este, no sólo de fuentes públicas sino de elementos que puedan haber vertido otras fuentes de los servicios con contacto directo o familiares o amigos de la persona en cuestión. Así, tanto los empresarios como los periodistas que cubren temas de negocios y los políticos que influyen o deciden en cualquier tema económico, son blanco seguro de la inteligencia cubana.
Una vez en Cuba, se realiza un estudio profundo de la persona, que incluye la colocación de medios técnicos — cámaras y micrófonos — en sus habitaciones de hotel así como el contacto directo con los oficiales que bajo cualquier fachada forman parte del equipo de funcionarios que atenderá al visitante. Paralelamente y, en dependencia a las motivaciones y características que se aprecien en la persona, se les realizan acercamientos, trampas de todo tipo: desde mujeres cuando se encuentren tomando una copa en un bar hasta cualquier otra motivación de carácter sexual o personal. Desde la óptica de ellos, la mayoría de las personas casadas o con inclinaciones sexuales no declaradas, son susceptibles a ser chantajeados de manera directa o indirecta en caso de sucumbir ante cualquier tentación derivada de su comportamiento. Los servicios cubanos llaman al chantaje, “reclutamiento bajo motivación moral-psicológica.” En mi experiencia dentro del servicio cubano pude conocer cómo, utilizando esos sucios métodos, se llegó a reclutar a diplomáticos, políticos y hombres de negocios de países occidentales. A continuación relato dos ejemplos que conocí directamente en coordinaciones de trabajo con los oficiales que estuvieron a cargo de dichas operaciones.
A principios de los años ochenta, el departamento 1 de la contrainteligencia cubana colocó una trampa de carácter sexual a un diplomático de la embajada de Colombia en La Habana que era crítico de la falta de libertades en Cuba. Se filmó y fotografió un romance homosexual que su esposa, madre de sus hijos, mantenía con una cubana que el servicio cubano le había colocado luego de estudiarla y detectarle dicha inclinación. La contrainteligencia cubana entonces utilizó las fotografías y filmaciones para chantajear al diplomático, que era muy católico y no podía resistir el destape del escándalo y las consecuencias a su familia y reputación. Terminó colaborando con el servicio cubano y a su regreso a Colombia, su expediente pasó a manos de la inteligencia, quien siguió dirigiéndolo. Realizó un intenso trabajo de influencia a favor de los intereses de Cuba y proporcionó información confidencial sobre la política exterior de su país, incluso llegó a entregar las claves para las comunicaciones secretas de su embajada.
También en los años ochenta un empresario español que viajaba a Cuba con interés de realizar negocios pero sin simpatizar con el comunismo, fue filmado manteniendo relaciones sexuales con una menor de edad, lo que había sido propiciado por los servicios cubanos para comprometerlo. Se le realizó un acercamiento y se le indicó que por ese hecho podía ser juzgado y condenado a años de cárcel además de que su familia en España seria destruida. Terminó convirtiéndose en un estrecho colaborador de la contrainteligencia e inteligencia cubana y activo agente de influencia de Cuba en los círculos políticos de España.
OPERACIONES CONTRA LOS ESTADOS UNIDOS Y BRASIL
Los servicios cubanos desarrollan un masivo y agresivo trabajo contra los Estados Unidos. Históricamente, cuatro departamentos de la inteligencia cubana han trabajado contra este país, cada uno de ellos con un promedio de 40 a 50 oficiales, cada oficial atendiendo entre 10 y 15 relaciones de inteligencia (alrededor de diez agentes y varias relaciones de influencia o colaboración). Hay que sumar los alrededor de 25 oficiales asignados a los centros de la inteligencia cubana en New York y Washington, D.C. Además, en los países donde existen centros legales de la inteligencia, el trabajo contra ciudadanos de Estados Unidos es la actividad más importante y, siendo muy conservadores, podría decirse que por lo menos 60 oficiales más en todo el mundo también trabajan con el mismo objetivo. Por último, la contrainteligencia cubana tiene dos departamentos operativos y al menos tres departamentos técnicos trabajando contra los ciudadanos norteamericanos que visitan Cuba. En suma, un promedio de sobre 500 oficiales trabajan a tiempo completo contra Estados Unidos.
No por casualidad el servicio de inteligencia cubano reclutó a la espía convicta Ana Belén Montes, que llegó a ser la analista principal sobre Cuba en la DIA (Defense Intelligence Agency, o Agencia de Inteligencia de Defensa); ésta incluso fue entrenada para burlar el polígrafo. Asimismo, Marta Rita Velázquez, quien ayudó a reclutar a Montes y trabajó para USAID por muchos años con la más alta clasificación en seguridad,[ref]Velázquez tenía “top secret security clearance,” sirviendo en embajadas de EEUU en Nicaragua y Guatemala y viajó a Panamá en viajes de negocio. Ver: Jim Popkin, “Woman indicted in Cuba spy case is in Sweden and out of U.S. reach,” The Washington Post,” 25 de abril de 2013.[/ref] era espía de Cuba y es hoy prófuga de la justicia en Suecia. Los esposos Myers, uno de ellos funcionario con acceso a información secreta en el Departamento de Estado durante muchos años, fueron agentes de Cuba condecorados por el mismo Fidel Castro. Y hay más casos. Ningún otro servicio de inteligencia del mundo ha logrado los resultados de la inteligencia cubana en su actividad contra Estados Unidos y los ejemplos anteriores — de lo que se ha descubierto hasta la fecha — , lo avalan. No es sorprendente, entonces, que muchos empresarios y consultores de Estados Unidos se vean tan interesados en hacer negocios con Cuba mientras sigue en función una dictadura y falten garantías jurídicas o condiciones para hacer negocios.
En años recientes, el Banco de Desarrollo de Brasil, BNDES, otorgó créditos a Cuba por alrededor de mil millones de dólares para la ampliación del puerto del Mariel. Llamó la atención la aprobación de un crédito de esa magnitud garantizado por Brasil para un país con tan malos antecedentes crediticios y pobre economía como Cuba. La construcción del puerto le fue concedida sin mediar licitación a la multinacional brasileña Odebrecht, la mayor empresa constructora de toda América Latina. Hoy su presidente está en prisión enfrentando cargos de corrupción en la adquisición de contratos nacionales e internacionales. Asimismo, la fiscalía brasileña ha efectuado cargos de tráfico de influencias sobre el ex-presidente Luis Inacio “Lula” da Silva. Se alega que Odebrecht financió campañas políticas del Partido de los Trabajadores (P.T.) y pagó a legisladores y políticos, incluyendo a Lula, para lograr contratos. Lula incluso viajaba de manera sistemática en el avión privado del presidente de Odebrecht.
En la inteligencia cubana estuve a cargo del equipo que dirigía el trabajo contra Brasil y sé que el ex-presidente Lula, la actual presidenta Dilma Rouseff, y el P.T., al cual ambos pertenecen, fueron financiados por los servicios cubanos, el partido desde sus mismos inicios. Lula era atendido sistemáticamente por los servicios cubanos. No debe sorprender que a principios de los años noventa, creara con Fidel Castro el Foro de Sao Paulo, el gestor del llamado “socialismo del Siglo XXI” que certeramente avanza hoy por Latinoamérica. Estas son las atípicas relaciones económicas que desarrolla el régimen cubano.
EL COMPROMETIMIENTO
Otra constante en las relaciones económicas internacionales de Cuba ha sido el comprometimiento.
En el año 1988 fui protagonista de una operación de financiamiento de campañas políticas que era práctica estándar de la inteligencia cubana. Tres de las cuatro principales fuerzas políticas del Ecuador recibieron financiamiento secreto del gobierno cubano para la campaña presidencial de ese año. El ganador, Rodrigo Borja Ceballos (del partido Izquierda Democrática), fue uno de ellos. Cuando políticos como ese reciben financiamiento secreto de regímenes como el cubano quedan comprometidos de por vida con el mismo y estarán listos lo mismo para favorecer a Cuba con acciones de carácter político nacional o internacional, como en la entrega de generosos contratos de asesoramiento, colaboraciones, inversiones o financiamientos.
En Cuba, en segundos niveles, han existido planteos sobre la necesidad de realizar transformaciones profundas económicas desde hace muchos años, pero los mismos siempre han chocado contra la lógica de los principales personeros del régimen. Estos últimos siempre han visto que una real apertura conllevaría a una mayor libertad real para el pueblo cubano, lo que están decididos a no permitir. A principios de los años ochenta, por ejemplo, el coronel del Ministerio del Interior José Luis Padrón, llegó a proponer que la salida económica del régimen cubano era abrirse económicamente incluyendo al turismo, especialmente de Estados Unidos, lo que veía como el principal resorte económico para revolucionar el país; llegó a esbozar hasta la apertura de casinos de países occidentales en varias regiones de la isla. A pesar de que Padrón era muy poderoso, sus planteamientos no prosperaron.[ref]Padrón era jefe de despacho del entonces vice-ministro primero del Interior, general José Abrantes Fernández, y llegó a ocupar las posiciones de presidente de la corporación CIMEX, primer gran grupo empresarial del régimen cubano, y presidente del INTUR (Instituto Nacional de Turismo), además de seguir siendo miembro del alto mando del Ministerio del Interior.[/ref]
A finales de los años setenta, más de diez años después de la ofensiva revolucionaria de 1968, que cerró las 60,000 pequeñas empresas privadas que quedaban en el país luego de las grandes confiscaciones de principios de los sesenta, comenzaron las primeras pseudo-aperturas económicas en Cuba. Sin embargo, las nuevas empresas que fueron surgiendo pertenecían primeramente al Ministerio del Interior y paulatinamente también a las Fuerzas Armadas. Actualmente, alrededor del 75% de la economía cubana está controlada por las empresas de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior (grupos GAESA y CIMEX). Esto indica que nada ha cambiado significativamente y que los intereses políticos de la elite gobernante supeditan a los intereses económicos de la nación. Debemos esperar, entonces, que continúen o se intensifiquen las prácticas de la inteligencia cubana arriba descritas.
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