El siguiente ensayo está basado en mis propias vivencias. Me gradué en derecho penal de la Escuela de Especialistas de la Seguridad Personal y de la Escuela Superior de Contrainteligencia del Ministerio del Interior de Cuba. Fuí escolta personal de Fidel Castro por mas de 17 años, encargado de llevarle la agenda personal. Lo acompañé en viajes a más de veinte países y llegué al grado de Teniente Coronel del Ministerio del Interior. Participaba en reuniones del Comité Central del Partido, del Buró Político, del Consejo de Estado, del Consejo de Ministros y de las Fuerzas Armadas. Decepcionado del sistema, en el 1994 decidí separarme de mi puesto, por lo que fui encarcelado durante dos años. Después de numerosos intentos, abandoné clandestinamente el país en el 2008.
Debe partirse de la base de que en materia de inteligencia y contrainteligencia, para tener control debe tenerse en primer lugar información. Sin información es imposible realizar el control real de un objetivo o actividades de contraespionaje y espionaje. El gobierno cubano, trata de controlar a personas y gobiernos mediante la información adquirida.
EL CONTROL INTERNO
Para comprender el control que Cuba ejerce en otros países (exportación del control), primeramente debemos tener una idea de cómo el gobierno cubano ejerce el control de sus propios ciudadanos. El Ministerio del Interior — y dentro de éste la contrainteligencia, órgano velador de la seguridad interna del estado cubano — ha estructurado el control de la población de forma que no queden espacios sin este tipo de control. De esta manera, cada lugar, ya sea una vivienda o un centro de trabajo, está debidamente controlado por la Seguridad del Estado. Este tipo de control ha asumido la estructura de dos grandes entidades.
Estructura de la contrainteligencia en “objetivos estatales”
Se comprenden por objetivos estatales los ministerios, las grandes fábricas, universidades, centros de investigación científica, centros médicos, hospitales y los organismos y organizaciones de masa, incluyendo también a la sede del Consejo de Estado, los Ministerios y el Comité Central del Partido Comunista. De esta forma todos los trabajadores y estudiantes de estas entidades están bajo la mira y el control de los oficiales de contrainteligencia destinados a esos organismos. Para desarrollar eficientemente este control se crean redes de agentes e informantes dentro de las instituciones a fin de tener información sensible al estado cubano, no están exentos ni ministros ni funcionarios,
ni otros dirigentes.
Estructura de la contrainteligencia en los “territorios”
Toda la nación está estructurada en territorios que son controlados y atendidos por oficiales de la contrainteligencia. Este estructura de territorios predomina tanto en las zonas urbanas como en las zonas rurales. El tamaño de los territorios está determinado por su densidad poblacional, así un territorio puede ser mayor o menor que una circunscripción del poder popular o mayor que esta dependiendo también de la posibilidad de tener o no informantes dentro de la población enmarcada.
Los informantes tienen dos categorías. La primera es un informante que atiende a otros informantes, por lo general de 5 a 10. Este se encarga de recoger las informaciones para posteriormente dárselas al oficial de la contrainteligencia. La otra categoría de informantes son los atendidos por el informante mayor.
Normalmente, las reuniones se llevan a cabo una vez por mes, pero el informante mayor puede solicitar la presencia del oficial de la contrainteligencia cuando determine que tiene una información importante que no debe esperar por la reunión mensual.
Los informes de opiniones de la población que tanto Fidel utilizó en los años 90 provenían de estos informes de oficiales de los territorios. A veces Fidel utilizaba la información sobre inquietudes tanto del funcionamiento de instituciones gubernamentales locales como sobre suministros de alimentos, electricidad u otros servicios, o sobre las conductas impropias que de forma casi generalizada se desarrollaban en una población determinada.
Para estos estados de opinión se creó en el Ministerio del Interior un Departamento de Obtención y Análisis de Estados de Opinión, que hacía un resumen de los informes recibidos por los oficiales y los iba agrupando en categorías, por ejemplo, estado de opinión de la población en relación a la política exterior de Cuba, estado de opinión sobre la distribución de alimentos o sobre el funcionamiento de los órganos del Poder Popular, de las indisciplinas sociales, etc.
Estos informes se agrupaban a su vez en municipios y, éstos en provincias y a nivel nacional, de manera que si se agrupaba un estado de opinión a nivel nacional (repetido en varias provincias) este se convertía de hecho en un estado de opinión muy importante al cual debía prestársele atención y así eran empleados por Fidel en sus visitas a estos lugares, en sus discursos e incluso en los escritos que se hacían por la dirección del Partido en el periódico Granma.
LA EXPORTACIÓN DEL CONTROL
La exportación del control por el gobierno cubano ha servido para dos propósitos, uno para garantizar la información a la dirección del gobierno cubano y la otra para el gobierno del país a que Cuba le presta cooperación, como fue el caso de Chile durante la presidencia de Salvador Allende.
Cuando toma posesión Allende en 1970, ya estaba en Chile un hombre de la inteligencia cubana llamado Luis Fernández Oña, quien llegó a ocupar el cargo de jefe de centro y a quien se le dio la misión de estrechar lazos con la hija de Allende, Beatriz, miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y pro-cubana. Tanto fue este acercamiento, que Oña se convirtió en su esposo. La misión de Oña y Beatriz fue convencer a Allende para que aceptara dentro de su círculo más íntimo a un grupo de personas, fundamentalmente del MIR, que velaran por su seguridad, ya que según Fidel Castro, no debía confiar en las instituciones militares anteriores. De esta forma se formó el llamado Grupo de Amigos del Presidente (GAP), para su seguridad.
Cuba, por su parte, logró conocer todos los movimientos y reuniones de Allende y del gobierno chileno por medio del GAP, así como reclutó al consejero de prensa de Allende, Augusto Olivares, a quien el jefe del Departamento América de la inteligencia cubana, Manuel Piñeiro, consideraba “garganta profunda.”
El control del gobierno de Allende estaba totalmente en manos del gobierno cubano, llegándose a enterar primero de cualquier información que los propios ministros del gobierno chileno. Por medio de este grupo, incluyendo a Beatriz y Oña, también el gobierno cubano influía sobre el presidente chileno y por medio de su secretario de prensa con respecto a toda comunicación oficial antes de ser publicada.
Otra de las misiones de Fernández Oña fue la creación de las brigadas internacionalistas conformadas por los miles de extranjeros de izquierda que se instalaron en Chile tras la toma de posesión de Allende, que fueron utilizados en puestos claves del gobierno y al frente de organizaciones con el fin de tener un pilar mas de control sobre la población chilena.
Algo similar sucedió con el gobierno sandinista en Nicaragua, sólo que ya desde los momentos en que se combatía en los diferentes frentes guerrilleros, Fidel Castro había enviado a esos frentes a oficiales de la seguridad cubana. Es el caso de Renán Montero, que llegó a ser comandante del Ministerio del Interior nicaragüense y uno de los mas cercanos a Tomás Borge, Ministro del Interior, y a Lenín Cerna, jefe de la seguridad sandinista, y a Adina Bastidas, cercana colaboradora de Borge. De esta forma Fidel Castro conocería inmediatamente toda información importante que surgiera dentro del Ministerio del Interior de Nicaragua y podría actuar e influir al respecto.
También desde la campaña guerrillera del frente, Fidel había enviado a la guerrilla a oficiales y combatientes chilenos que se habían entrenado en Cuba, configurando formaciones militares completas con estas fuerzas, los cuales permanecieron en Nicaragua después del triunfo sandinista. Se lograba que los asesoramientos y señalamientos fueran tomados como órdenes.
Otro tanto sucedía desde el ámbito gubernamental dentro del gobierno nicaragüense. Fueron reclutados por la inteligencia cubana (Departamento América) miembros o cercanos colaboradores de los principales dirigentes del gobierno, quienes rendían información directa al representante de este departamento en Nicaragua, de éste a su jefe en la Habana, el comandante Manuel Piñeiro y de éste directamente a Fidel Castro
Tras el triunfo sandinista se reanudaron las relaciones diplomáticas con La Habana y Julián López Díaz, un prominente agente de la inteligencia cubana, fue nombrado embajador en Managua.
Fidel Castro siempre ha tenido un interés desmedido con relación a Venezuela y su potencial económico y petrolero. Ya desde 1990 fundó el Foro de Sao Paulo para la unificación económica de América Latina. Aludía a que esto sería muy beneficioso para Latinoamérica y expresaba toda una retórica en cuanto a la explotación de este continente por parte de las potencias desarrolladas, pero en realidad Castro se estaba jugando el todo por el todo, pues ya había caído el bloque socialista y Cuba había entrado en el llamado “período especial,” donde el pueblo debió sufrir grandes carencias de todo tipo, incluso entre 12 y 14 horas sin electricidad.
El Foro no avanzaba con la velocidad que requería Fidel Castro, por lo que influye para la creación de la primera Cumbre Iberoamericana de Presidentes y Jefes de Estado en Guadalajara en 1991, donde también enfatiza la unión económica de América Latina como cuestión de vida o muerte. En realidad quien estaba más cerca de la muerte era el gobierno cubano sin los suministros que le enviaba la antigua URSS y demás países del bloque socialista de Europa.
La manipulación de Castro a los presidentes de la región no dio el fruto que deseaba y debió esperar casi diez años de período especial hasta el año 1999 en que Hugo Chávez asume el poder en Venezuela. Este comienza a enviar a Cuba todo el petróleo que necesitaba y otros insumos por medio de los cuales Castro fue mejorando su precaria situación económica .
Cuba utilizó a antiguos informantes y colaboradores venezolanos que mantuvieron lazos históricos con la inteligencia cubana, como son Alí Rodríguez Araque, quien inició y mantuvo dichos lazos con la inteligencia cubana desde su época de guerrillero, y Adina Mercedes Bastidas Castillo, quien desde que fuera asistente del Ministro del Interior de Nicaragua, Tomás Borge, ya era informante y colaboradora importante de la inteligencia y del gobierno cubano.
Leave a Reply