La tarea de edificar una nación cubana conocedora de sus deberes cívicos y apta para defender sus libertades y derechos será obra de muchas generaciones, y de fe. Su logro requerirá la transformación profunda de la cultura política que impera en Cuba por medio de la educación masiva a todos los niveles de la sociedad. Una educación enfocada en transmitir e inculcar las ideas y las instituciones que articulan a la democracia representativa y los valores éticos que la fundamentan.
En nuestro momento histórico, los que nos mantenemos preocupados por el porvenir de Cuba, más allá de contribuir a poner fin al totalitarismo presente y más allá de buscar soluciones económicas, necesitamos acelerar la formación de demócratas, en lo intelectual, lo espiritual y lo ético, aquí y en Cuba. Los que estamos dispuestos a encaminar la construcción de la próxima republica necesitamos trabajar en la formación de una dirigencia cívico-política, consagrada a la democracia representativa y al servicio del bien común. De ahí, iremos incorporando al resto de la población una vez Cuba sea libre. La tésis fundamental es que no puede haber democracia sin demócratas.
Estos pensamientos los venimos enunciando desde 1989 los que fundamos el Consejo Cubano para la Democracia, después conocido como Alianza Democrática Cubana. En aquellos tiempos pocas personas nos ponían atención pues eran los momentos en que se vislumbraba el desmantelamiento de la Unión Soviética y se contemplaba la noción de que el Castro Comunismo no podría sobrevivir.
Han pasado diez años y Fidel Castro sigue en el poder porque todavía no existe una oposición vertebrada en toda la isla con la capacidad de dar fin al despotismo que rige ni de ofrecerle al pueblo una nueva visión de la vida como alternativa a la que hoy tiene.
Sin embargo, aunque en términos históricos se ha perdido mucho tiempo en iniciar y apoyar la organización y formación de la capacidad democrática a nivel de base en Cuba, desde 1997 se ha avanzado mucho hacia este objetivo que por designio transfiere la primacía política del exilio a los que viven en la isla.
Este pasado mes de Junio reconocimos el comienzo de una nueva etapa de lucha en Cuba que reune unas dimensiones nunca antes vistas. Líderes de la oposición democrática, reunidos en Tamarindo 34, La Habana, Cuba, completaron 40 días de ayuno. Este evento yo lo considero de una importancia extraordinaria y decisiva para Cuba. ¿Por qué?
Primero porque lo liderearon muchos cubanos de la raza negra. En el futuro de Cuba los negros y los blancos vamos a convivir en una misma idea democrática, compartiendo los beneficios y las responsabilidades de una misma sociedad, bajo la protección de un mismo Dios. La libertad y la reconstrución de Cuba es la responsabilidad de todos los cubanos.
Segundo, la iniciativa se apuntala en las enseñanzas de Mahatma Ghandi, de Martin Luther King y del Padre Félix Varela. Los primeros dos son reconocidos líderes mundiales en la lucha pacífica por los derechos del hombre, que lograron vencer al imperio británico y al racismo norteamericano. Esto es de una sofisticación nunca antes practicada en Cuba, la cual atraerá la solidaridad internacional. También, y muy significativa ha sido, la decisión de adoptar al Padre Varela como mentor del movimiento (antes que a los otros patriotas que todos mejor conocemos). De esta manera los líderes de Tamarindo manifiestan una preocupación por las ideas éticas que forjaron a lo mejor de nuestra nación, y que nos vinculan al experimento democrático de los EEUU. Yo encuentro esto genial. Esto nos libera del pasado guerrero, sin descartar esta vía, y nos propela al siglo XXI como nación-isla que recoge lo mejor del pensamiento universal.
Tercero, al leer las declaraciones de los líderes Biscet y Herrera encontramos una inteligencia y una capacidad estratégica de primer órden. Ellos parecen estar entre los intelectos mas completos que se hoy manifiestan dentro de Cuba.
Cuarto, los líderes del movimiento exudan extraordinario coraje personal y determinan no abandonar el país.
Quinto, los hermanos de Tamarido 34, reconocen la palabra de Dios como inspiracion y autoridad máxima en la lucha por la libertad y la justicia. Y esto, queridos compatriotas, es lo que nos faltaba. No se trata del uso perfunctorio de la religión. Se trata de una devoción profunda a los preceptos del cristianismo y un entendimiento cabal de la Biblia. El enemigo es el demonio. A este solo se le vence con la palabra de Dios. En Cuba se fragua un movimiento con la voluntad de darse a la enseñanza y transmisión de ideas, mientras que se confronta sin tregua al enemigo. Esta fuerza de cuerpo, mente y espíritu será infinitamente mas poderosa que el Castrismo.
La iniciativa de Tamarindo 34, con todos sus problemas, junto al incipiente desarrollo de muchas otras organizaciones independientes en Cuba, nos permiten a nosotros desde el exilio ser útiles en la misión relacionada a nuestro tema de hoy—la formación y organización de la democracia en Cuba. Las infraestructuras de la oposición en Cuba cada dia se expanden más y están ávidas de recibir un mensaje ideológico.
EL PROGRAMA
El programa de formación y organización democrática tiene dos dimensiones. En una nos encontramos desarrollando relaciones de trabajo con muchos de los 300 grupos independientes que han surgido a lo largo y ancho de Cuba. Estas relaciones se basan en nuestra capacidad de apoyar sus objetivos políticos y en nuestra habilidad de proveer apoyo humanitario con materiales de tipo logístico.
En la segunda dimensión trabajamos sólo con aquellos grupos que dan prioridad al elemento de estudio y preparación. Esta segunda dimensión incluirá módulos de estudio y trabajo relacionados con la formación, la transición y la reconstrucción.
A continuación les presento la lista de los primeros cursos relacionados con la formación democrática que se estan dictando. Son 17 temas distribuídos en cinco secciones.
La formación democrática enfoca el entrenamiento del individuo. Nuestro objetivo es que 1,000 cubanos inicien estudios durante los próximos 48 meses. Para esto hemos comenzado a producir materiales didácticos que se transmiten por medio de videos, audio cassettes y textos. Esto requiere la capacidad de producción, de distribución y de organización de grupos y metodología de estudio dentro de Cuba.
CONCLUSION
Este programa es el designado para comenzar a realizar la misión de transformar la cultura política de Cuba y, como primer paso, proveer el material didáctico requerido para ayudar a entrenar a la dirigencia cívico-política que se responsabilizará con la construcción de la nueva república de Cuba y la edificación de una nación culta.
Yo les propongo que de ahora en adelante algo de la energía intelectual invertida en los asuntos económicos comience a coordinarse con la labor de ayudar a la organización del movimiento democrático y la formación de sus líderes.
Yo he venido a compartir estas ideas con los miembros de ASCE con la esperanza de poder interesar a algunos de los aquí presentes a participar en el programa de formación y organización democrática en Cuba que auspiciamos por medio de Alianza Democrática Cubana y compartimos desde 1996 como organización fundadora del Instituto para la Democracia en Cuba.
El desarrollo de ASCE ha sido una de mis mayores satisfacciones, y quizá ya es hora de que ASCE y la Alianza colaboren en algunos aspectos. Mínimamente, yo reitero mi invitación a los que aquí reunidos deseen colaborar con la dimension politica a la cual nos dedicamos en la Alianza, dimensión que a medida que nos acerquemos a la fase de transición en Cuba incorporará más y más los elementos económicos. Nuestras puertas estan abiertas a todo aquel que tenga algo que contribuir al tema de la organización y formación democrática en Cuba. Nuestro trabajo esta comenzando y esta todo por hacer. Muchas gracias por darme la oportunidad de poder compartir estas ideas con ustedes.
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