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El supuesto básico de que un Gobierno de Transición ha reemplazado al actual régimen y que está legitimizado—al menos al mínimo—es importante. Otros documentos en que los que se han expuesto soluciones para la transición, no consideran un escenario preliminar, y ¿cómo proponer alternativas sin tener una base inicial?
Aunque no se detalla como se va a alcanzar esta situación—ya que es imposible predeterminarla— no sería igual diseñar una estrategia para construir una sociedad democrática y de libre mercado, que para hacer algunas restauraciones a esta en que vivimos, como algunos sugieren.
Es importante dejar sentada la opinión, de que no ha habido, no hay, ni habrá una transición con Fidel Castro en el poder; algo que él se ha cansado de repetir. No obstante queda la interrogante de si podría haber un castrismo sin Castro.
Sin la figura física de Fidel Castro, su poder unipersonal, su carisma—lo que hay que reconocer—el castrismo no significa nada desde el punto de vista ideológico, ni institucional. Detrás, no quedará, ni siquiera una clase o un aparato burocrático; ya que, con su afán absolutista, él mismo se ha encargado de impedirlo. Pero sí, deja muchos intereses, sobre todo en los grupos próximos al poder, que desearán que lo inevitable transcurra sin grandes daños físicos y económicos para ellos y su familia.
Una transición, sin Castro y sin caos, posiblemente tendrá que ser producto de un pacto, entre los que asumirán como único fin salvar lo que puedan— evitando un vacío inicial de poder—y las fuerzas democráticas que deberán a la larga producir la transición.
El escenario actual que tiene el país, permite afirmar que aquellos “nuevos ricos”—nombre con que los designa el pueblo—que han sido ubicados por la jerarquía gubernamental en altos puestos gerenciales, no se desplazarán fácilmente para ceder su lugar en una transición a los que aspiran a reformas liberales. Este “estrato social” está muy bien determinado y desde ya, son los que se pasean por la ciudad en los autos recién adquiridos por las empresas extranjeras —que forman parte de los convenios mixtos con el Gobierno—y poseen suficientes divisas para tener una vida muy por encima del ciudadano medio. Además, tienen prerrogativas importantes, como poder visitar Varadero y otros lugares prohibidos para el resto de los cubanos, así como viajar al extranjero con pasaporte oficial, y los gastos pagos por parte del Estado. Los más encumbrados deben disponer además de otros recursos, como pueden ser cuentas en bancos foráneos y negocios en otros países.
Hay que considerar, que en estos momentos ellos significan la aceleración de la transición social, aunque estén apoyando al régimen, no comparten sus ideas de cómo debe desarrollarse la existencia del cubano, las comodidades que tienen actualmente, forman parte de la vida que quieren para sus hijos y nietos. Esta “nueva clase” es muy sensible a los cambios, ya que una vez acomodada como está, no va a permitirle nunca un retroceso al Gobierno.
Por otra parte, los altos oficiales desmovilizados de los Ministerios de las Fuerzas Armadas y del Interior, no serán los que formen parte del Consejo de Defensa Nacional (con 7 integrantes), que se supone tome el poder en caso de alguna emergencia, según la Ley de Defensa Nacional, No. 75/94.
En estos momentos hay una transición social que es inaplazable, que hace cierto el hecho de que la sociedad civil no puede ser ignorada. En la medida en que tome más fuerza, con o sin la desaparición física del Presidente Fidel Castro, dará al traste con la dictadura y permitirá alcanzar la libertad del país.
Esta transición social, comenzó al iniciar la década de los 90, el pasado siglo y se manifestaba de una forma muy lenta, pero factores de índole político y económico han hecho que tome un ritmo más acelerado y en el presente, es el centro de preocupación de la elite gobernante, que constantemente toma el pulso a la sociedad y trata de combatirla con la llamada “batalla de ideas.”
El ejemplo de las transiciones que se han llevado a cabo en el ex bloque soviético, es algo a tener en consideración. Es muy inteligente imaginar que no se puede llevar a Cuba exactamente por ese mismo contorno, ya que las circunstancias que prevalecen en la Isla son diferentes. Además de las características especiales de la sociedad cubana, las cuales hay que tener en cuenta, el cambio se puede efectuar más rápidamente, ya que prácticamente en los últimos años se ha aplicado una terapia de choque, con una rebaja del salario real y del nivel de vida, quedando únicamente pendiente el desempleo masivo, que se ha evitado a toda costa, inventando, entre otras cosas nuevos puestos burocráticos de trabajo, que sólo están diseñados para tratar de sostener el régimen y que no producen bienes materiales.
Un factor que hay que tener en cuenta durante la transición es la disidencia cubana, que también es innegable ha ganado espacios, ha tenido poco a poco, reconocimiento y ayuda internacional, lo que ha pagado muy caro, con años de cárcel, mucha represión y ante todo con el sufrimiento y las necesidades que pasa la familia.
La diáspora cubana, a través de su exilio en Miami, ha demostrado su deseo de participar en la reconstrucción del país, por lo que no sólo hay que tener en consideración el hecho de que existe, sino su voluntad de cooperar y la experiencia en el conocimiento empresarial que ha logrado acumular durante todos estos años y por supuesto los recursos financieros de que dispone, ya que una de las limitantes en esa época será la falta de capital.
El llevar a cabo la formación de un Grupo Consultivo sobre Cuba, es una estupenda idea, pero no así, si se ve a largo plazo. Es necesario seguir paso a paso las incidencias que la crisis política actual tiene sobre la economía y la sociedad, por lo que este Grupo es totalmente necesario en la presente situación. En estos momentos el Gobierno Cubano trabaja en la total destrucción de la agro-industria azucarera. Esto significa que parcialmente, la producción de azúcar ha decaído de tal forma que cualquier intento de reducirla no es más que la manera de eliminarla, situación que se hace necesario seguir de cerca y desde ahora.
El grupo de las democracias competitivas, clasificado así por el Banco Mundial, es efectivamente el que ha tenido más éxitos en la transición económica, y como grupo ofrece también el modelo más consistente con el deseo, pero cada uno de los otros tres grupos tiene experiencias que transmitir a la transición, por lo que no se puede tomar un solo modelo para la transición, por el contrario, deben analizarse los factores positivos y negativos de todos para poder racionalizarla.
No obstante las “reformas” que se llevaron a cabo durante el llamado Período Especial, no encajan en el grupo de regímenes con políticas no competitivas, ya que en Cuba en ningún momento ha habido una idea de transición política, sino un inmovilismo total. Los actores institucionales que pueden vetar las decisiones políticas no concurren en Cuba, sólo hay una persona que alcanza hacerlo: Fidel Castro.
No existe división alguna de poderes en ramas, el poder está concentrado en una sola persona. Entre una reunión y otra de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se gobierna por decreto. Con un solo ejemplo, se puede apreciar esto: El Ministro de Justicia es el Jefe de la Comisión Electoral.
Resultaría importante, que la sociedad cubana se preparara para poder participar en el ALCA. En estos momentos, para la población lo único que se sabe de esta asociación es que es “un monstruo” que exhiben como tal por la televisión. No parece que haya nadie preparado, dentro del país, para poder afrontar la posibilidad de acceso a este sistema. Hay que recordar que los Estados Unidos son el socio comercial por excelencia de Cuba, dado su posición geográfica.
Indiscutiblemente, la incorporación de Cuba a diversos acuerdos de integración, ya sean regionales, o sub regionales, dentro del hemisferio y también con los países de la Unión Europea sería sumamente importante para la transición. Aunque no sea un requisito indispensable, la inserción en estas organizaciones internacionales, aceleraría el proceso. No quiere decir que lidereen ellas la transición, ésta tendrá sus propios líderes nacionales que respondan indudablemente a las necesidades y aspiraciones que el pueblo ha visto frustradas en estos momentos por más de 43 años, debido a la mal llamada Revolución, que se convirtió en un Robo ilusión.
Alentar la construcción de nuevas empresas, en la etapa de la transición, tendrá un gran valor económico y social, aunque si se trabaja desde ahora las bases empíricas pueden estar reforzadas. Por lo que el Instituto Cubano de Economistas Independientes “Manuel Sánchez Herrero” se ha afanado en organizar dentro de la disidencia interna la “Asamblea para Promover la Sociedad Civil,” que tiene entre sus fines la educación del pueblo sobre la democracia. Indiscutiblemente esto lleva incluido las libertades económicas y las posibilidades de crear pequeñas empresas, incluso que den trabajo al núcleo familiar y a otras personas relacionadas con ellos. Hay que borrar de la mente del pueblo lo que se ha hecho una costumbre, “no tener.”
La disidencia trabaja en estos momentos fuertemente con la sociedad civil y sobre todo en promover las ideas de la democracia y los derechos humanos. Solamente en un mes la Asamblea para Promover la Sociedad Civil repartió al pueblo 12 000 declaraciones universales de los derechos humanos, en parques, iglesias y hasta en las propias casas.
A los indicadores del PIB, que se puedan mostrar, habría que añadir siempre, la economía subterránea. Hay que dudar de los números oficiales, porque aquí no existen controles de ningún tipo. El Instituto Cubano de Economistas Independientes, ha realizado un estudio para la Universidad de Princeton sobre la economía informal, en el cual se destaca la cifra de que un 50% del PIB ocurre en el mercado negro y el Estado no está en condiciones de controlarlo. En estos momentos existen negocios que toman como base la propiedad estatal, y para el segmento poblacional más rico, hay un mercado sofisticado.
Para la transición, esta economía informal sirve como una especie de práctica, una forma de entrenamiento para actuar de acuerdo a las reglas del mercado y en ese sentido ha sido provechoso. Pero la costumbre masiva de proceder al margen de la ley en ésta y en muchas otras actividades, resulta perniciosa y constituirá uno de los males a combatir desde el primer momento, ya que la corrupción está generalizada.
De esta experiencia que se vive en el escenario actual, se puede concluir que hay que llevar a cabo una profunda desregulación, que permita adaptar la inexistencia de un sistema económico a una serie de preceptos que inicialmente ayuden a la instauración de procedimientos para el funcionamiento de la economía.
Si bien es cierto que las reformas deben incluir los siete aspectos que fueron sacados del consenso del Banco Mundial y su experiencia en la transición, hay que analizar el escenario especial que tiene Cuba. En el punto de la estabilización macroeconómica, caben muchos aspectos, ya que es muy global, no obstante existen problemas macrofinancieros. Entre ellos la circulación de tres monedas a nivel nacional (el dólar, el peso cubano convertible y el peso) y en estos momentos una cuarta en la playa de Varadero (el euro).
Por eso la creación de nuevas políticas financieras en todo el proceso de transición se hace importante e incluso imprescindible y también la disciplina en ese sentido, tomando en consideración que las empresas no estarán todas privatizadas y que lo que se hereda del sector estatal referente al orden financiero es bastante negativo.
Las nuevas empresas pequeñas que puedan fundarse e incluso las que se privaticen, deben acceder a una disciplina financiera diferente, lo que permitirá que nazcan otras fuentes de trabajo, que es fundamental para el desarrollo social.
En la situación actual, en que 71 centrales azucareros van a ser cerrados, se reducen en 100 mil los empleos. El Gobierno “trata” de solucionar esto enviando a estudiar a los trabajadores, lo que crea empleos ficticios (subempleos).
El cierre de estos centrales es una medida tomada con atraso y bruscamente, ante una situación de caos, para tratar de salvar parte de la industria y hacerla competitiva, pero si la transición se demora, el colapso de la industria será inevitable. En alrededor de 100 municipios de los 169 existentes, se asientan los 156 centrales actuales, por lo que el problema social que se generará se esparcirá por todo el país. La reubicación de esas personas agravará, entre otras cosas el agudo problema actual de la vivienda.
Para cualquier estudio sobre las posibilidades de fuentes de trabajo, hay que tener en cuenta la formación por edades de la Población Económicamente Activa, tanto en estos momentos como en el futuro, para los próximos 20 años, donde habrá un gran envejecimiento en la composición poblacional.
Las organizaciones sindicales independientes, que se encuentran formando parte de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, están pensando en el futuro de algunos trabajadores y se han dado a la tarea de diseñar unos formularios que le permitan recopilar información de todos aquellos que han sido expulsados de sus centros laborales y que no tendrán la oportunidad de jubilarse o contar con esos años de trabajo para su pensión; así como los cuentapropistas que no tienen derecho a retirarse por no estar vinculados al Estado. El resultado de esta recopilación se presentará, en su oportunidad, al Gobierno de Transición.
Los grupos sindicales dentro de la disidencia (unos 15 en total), tuvieron su período de mayor auge en los años 1996-98. Algunos de ellos hacen informes para diferentes organizaciones en el mundo. Estos sindicatos independientes deben aprender, en particular, sobre los convenios internacionales que existen, incluyendo aquellos a los que Cuba no pertenece, por no haberlos firmado. Tienen que adquirir toda una cultura sindical, que ciertamente no todos poseen. La Asamblea está trabajando en ello, en particular con la mayoría de los que residen en Ciudad de La Habana.
Cómo es indiscutible que se va a llevar a cabo la transición, se necesita de una entidad conciliadora, que ayude a enlazar a los diferentes sectores. La Asamblea para promover la Sociedad Civil es quizás una semilla, ya que trata de poner de acuerdo, en estos momentos, a más de 260 organizaciones dentro de la Isla. Cuando se liberen algunas políticas restrictivas, los trabajadores tendrán alicientes para producir, cosa que no sucede ahora, por lo que en un inicio hay que considerar mecanismos que permitan a las empresas estatales que no obtienen ganancias, resolver sus problemas, hasta que puedan ser privatizadas.
El exilio jugará un papel importante, los cubanos de adentro, cuentan con la contribución que pueda hacer al establecimiento de pequeñas y medianas empresas, para agilizar la reconciliación nacional.
Ahora bien, la transición política, es otra cosa, será mucho más fácil de llevar a cabo. El pueblo en estos momentos, no sólo está acostumbrado a recibir órdenes de la nomenclatura y del aparato partidista, sino que absorbe una gran cantidad de propaganda de la llamada “batalla de ideas,” que envuelve su desarrollo diario. Cuando se ponga fin a los medios de información unipartidistas y a toda la actividad que despliega el sistema buscando una ideología que tiene perdida, será muy fácil conseguir esta transición.
Si queremos construir una sociedad democrática, puede haber un partido comunista, ya que el pluripartidismo es una de las cualidades que ésta ofrece; lo que habría que ver cuantos simpatizantes alcanzará a tener y si se mantendrá como un partido elitista, donde se seleccionan sus miembros.
Aunque no se sabe como va a ser la transición hacia la democracia, sí tiene que tenerse en consideración la formación de una Asamblea Constituyente. Es imposible un proceso electoral basado en la actual Constitución que hace al sistema socialista “irreversible,” y que tiene como modo de Gobierno, la Asamblea Nacional del Poder Popular, que fue creada atendiendo a los intereses del sistema totalitario, tratando de buscar una forma institucional que se le acomodara, para poder entrar a ser parte del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica).
Algunos piensan en el restablecimiento de la Constitución de 1940, esto es prácticamente imposible, los abogados independientes han explicado los pormenores que dificultan retomar completamente esta Carta Magna, no obstante podría ser la base de la nueva.
En el caso de Cuba las semillas de los partidos políticos están sembradas, tanto aquí dentro como en el exterior, habrá que asegurarse solamente de que en la transición se le permita también participar a la parte del exilio que así lo desee.
Con el grupo de la población más pobre, habrá que ser bien cuidadoso. Los alimentos que se venden por la libreta de racionamiento, no pueden ser eliminados de una sola vez por la privatización, sin antes tener la seguridad de que podrán tener acceso a ellos. Esto sería fatal para la parte anciana de la sociedad, hay que recordar que aunque lo que se adquiere de esta forma no alcanza ni para una tercera parte del mes, es algo que tienen asegurado, y a lo que han estado acostumbrados por casi 40 años.
Hay varias preguntas que caben hacerse, entre ellas: ¿participarán en la privatización todas las empresas que han estado apoyando al Gobierno actual, que han formado con él sociedades mixtas, y que han estado explotando a los trabajadores?
¿Cómo se considerarán las reclamaciones que se han hecho en los Estados Unidos, de empresas que fueron nacionalizadas por el gobierno cubano?
En el primer cuestionamiento se podría oir la opinión del pueblo. Son muchos los trabajadores que conocen el verdadero salario que ganan, y sencillamente se les paga en moneda nacional, resolviendo la diferencia, en algunos casos con una moneda llamada “dura,” pero sin ningún respaldo, que es el peso convertible; en otros con una “jaba” con algunos productos de aseo personal y no en pocos con una tarjeta para comprar en tiendas donde los precios están sumamente elevados.
Con respecto a la segunda pregunta, el régimen ha hecho una gran divulgación negativa con respecto a los que tenían posesiones en el país antes de 1959. La que más afecta la opinión popular, es la referida a que los que están en los Estados Unidos de América quieren que les retornen las casas, las escuelas y los círculos infantiles. Muchas de estas construcciones, son prácticamente inhabitables, están totalmente deterioradas, pero no obstante la propaganda crea una confrontación con la sociedad.
Si bien es cierto que el período especial hizo que se realizaran algunas “reformas” económicas, también lo es que se han dado tres pasos hacia atrás con ello. Los “paladares,” que fueron el termómetro que medía esta pequeña apertura, han ido desapareciendo poco a poco, el mercado campesino también y los trabajadores por cuenta propia son cada vez menos, el gobierno no está dando más licencias. Esto no fue una transición, en ningún momento, fue un escape a la situación existente y ahora es una vuelta atrás.
La descentralización de las empresas ha sido sólo nominal. Por ejemplo, cada vez que hay una actividad política, se moviliza su transporte, el personal y también se hace para otras acciones tales como: las prácticas de las milicias, de los ciclones, etc., las empresas no tienen autonomía para decidir sobre si lo hacen o no y todo esto va contra sus gastos. Recientemente el país se paralizó 4 días, para la firma y aprobación de la irrevocabilidad. ¿Es esto autonomía empresarial? Existen reportes, por ejemplo de Moa (provincia de Holguín) donde los disidentes son acosados en autos de la firma Sherritt.
El llamado “Perfeccionamiento Empresarial” es algo ilusorio, porque no se ha logrado establecer, la mayoría de las empresas siguen con la nombrada “contabilidad no confiable,” una forma de decir que no hay control. El rescate de los registros es algo que se hace como de diente para fuera, porque no lleva toda la autoridad y seriedad necesaria, ya que el sistema tiene que sobrevivir con la corrupción y el mercado negro; y eliminar el descontrol, implica excluir ambas cosas.
Actualmente sólo el 20% de la producción mercantil se realiza en las empresas en perfeccionamiento, por lo que cuatro quintas partes se efectúa por entidades sin control contable, que constituye la limitante fundamental para su implantación.
Un problema que no se resolvería fácilmente es el de la tierra. Vender a los cooperativistas sus tierras, algunas de ellas reclamadas por sus dueños, crearía más malestar que soluciones. Existen también, grandes plantaciones como las de cítricos, o grandes empresas arroceras (el sur del Jíbaro), donde se aplica una elevada mecanización, que no parece conveniente dividir en pequeñas parcelas, pero que sería positivo privatizar.
Si una solución fuera darle facilidades adicionales para la adquisición de empresas a aquellos que les fueron confiscadas sin compensación (extranjeros o cubanos), y/o a las víctimas de la represión del régimen, y/o a los que están en el extranjero luchando por cambiar el sistema, hay que tomar en consideración todo lo que le fue quitado a la gente, en particular las tierras. Un equipo de expertos debe estudiar todas estas situaciones.
Es bien cierto que en el período pre transición deben hacerse algunas cosas, como por ejemplo determinar los programas de asistencia internacional que se requieren, pero es importante que tanto entes del exilio como de la disidencia interna participen en estos programas.
El Diálogo Inter-Americano vino a Cuba, se entrevistó con el Gobierno Cubano y con la disidencia, pero no hemos visto más progresos al efecto. Señalamos en esa oportunidad que era necesario un análisis del escenario cubano para poder elaborar un documento como el que se había hecho, ya que se escaparon aspectos de lo que ocurría en esos momentos.
La asistencia de emergencia es algo que debe tenerse en consideración, ya que el deterioro nacional es muy grande, en todos los sentidos. El PNUD tiene programas en Cuba, pero es tanta la necesidad que no son suficientes. Esta ayuda de emergencia es algo que no debe faltar en cualquier programa de transición, pero hay que empezar desde ahora a pensar en ella. La ayuda de la OEA también sería importante.
La deuda externa cubana en el Club de Paris asciende a más de 12 mil millones de dólares y a ella hay que sumar la de los ex países socialistas por más de 35 mil millones de dólares. Por lo que en la etapa de transición habría que encontrar acuerdos con el Club de París y en particular con Rusia. La gravedad de esto, sólo puede aquilatarse cuando se compara con la pobre capacidad del país para generar y gestionar recursos financieros, determinada en primer término por el menguado volumen de las ventas al exterior. La situación es tal que si se destinaran todas las exportaciones—al nivel de la realizadas en el 2001— a amortizar la deuda, se demoraría un cuarto de siglo en lograrlo.
Al destacar la capacidad de exportación, hay que referirse en primer lugar a la industria azucarera, otrora la primera del país y virtualmente arruinada en la actualidad, ya que a los altos costos que exceden en casi tres veces los precios actuales en el mercado internacional, se suma la imposibilidad de alcanzar niveles de producción superiores a los que se lograban 60 años atrás.
Hay que tener en cuenta que cuando ese sector deje de constituir un factor económico, se convertirá en un gravísimo problema social.
El otro renglón exportable de envergadura es el níquel, que requeriría capital y tecnología para reducir sus altos índices de consumo de energía, que lo hace muy vulnerable a las oscilaciones de los precios internacionales, pero sobre todo sería necesario la adquisición de tecnologías para separar el cobalto y profundizar en la refinación.
En los primeros años de la transición, el turismo pudiera convertirse en la primera fuente de ingresos, para lo cual los primeros esfuerzos en esta etapa, deberán dedicarse a negociar el fin del embargo de Estados Unidos, para propiciar el arribo masivo de turistas de ese país y sobre todo de capitales para ampliar las capacidades de alojamiento, diversión y la infraestructura turística.
La agricultura deberá ser objeto de atención preferente, no sólo como fuente de empleo, sino mayormente para el abastecimiento a la población y a la industria alimentaria, que propicie que las importaciones se destinen preponderantemente a materias primas y maquinarias.
El sector de la construcción además de fuente de empleo en ese período deberá encargarse de restituir, modernizar y ampliar las redes de la infraestructura vial, de comunicaciones, de acueductos alcantarillados y de otros servicios comunales y en especial las viviendas.
El sector público tiene que ser reorganizado totalmente. Para ayudar en los ajustes estructurales debe consultarse tanto a la disidencia interna como al exilio, en dependencia de la situación que prevalezca en el país en el momento de la transición.
La llamada “batalla de ideas” tiene que quedar bien atrás, debe removerse la cultura, para poder permitir la crítica en broma y todo lo que hasta el momento está prohibido. El pueblo debe retomar sus aspectos éticos y volver a la identidad nacional. Esas son las circunstancias más deseables en que debe darse la transición, la variante que deje el protagonismo al pueblo cubano.
Si la transición comenzara pronto se enfrentaría con un escenario muy complejo, el cual se agravaría de forma muy acelerada en la medida que ésta se demore. Desde el punto de vista social habría que destacar que más del 86 % de la población—que es la totalidad de su parte activa—entraría en ese proceso sin experiencia democrática, con instituciones en formación, con una pésima formación laboral y sin preparación para encarar la vida en una sociedad competitiva.
En lo político e institucional, todo deberá variarse, por lo que sólo los más jóvenes podrán encarar con facilidad las enormes y rápidas transformaciones que habrán de realizarse.
El trasfondo económico, determinará el ritmo a que podrán ejecutarse las modificaciones y ello dependerá tanto de la situación económica interna, como de la magnitud de la cooperación internacional.
Todo lo hasta aquí detallado no sería suficiente, si paralelamente no se instaura un régimen democrático y transparente donde se impida la corrupción, que ha hundido la economía de naciones con una situación menos comprometida que a la que Cuba deberá enfrentarse.
FOOTNOTES
1. Este documento no constituye una ponencia opuesta a los apuntes de Ernesto Betancourt “The Cuban Transition in the Light of the Lessons of Ten Years of Experience in the Former Soviet Bloc.” Después de haber estudiado profundamente sus sugerencias, se puede definir como un complemento a lo que él escribió—aunque no coincidamos en todos los aspectos—basado en las experiencias que tenemos los economistas independientes dentro de la Isla. Es por eso que no hay respuestas a cada punto, sino comentarios hechos a lo largo de todo el escrito. Espero que ayuden a los propósitos que tiene la reunión de ASCE.
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